miércoles, 25 de diciembre de 2013

Navidades.

Hacía ya tiempo que no me ponía así. Intentaba por todos los modos no pensarlo. No pensar en lo que había dejado atrás, y centrarme en lo nuevo que venía. Pero nadie es tan fuerte tanto tiempo. Alguna vez tenía que recaer ¿no? Hoy es mi día. La navidad me trae una bonita noche depresiva.
Necesito desahogarme, raro en mi, y no se por donde empezar. No quiero empezar en verdad. Me vienen a la mente mil recuerdos acompañados del simpático nudo en la garganta. Mi abuelo me dice que quien te quiere bien te hará llorar, y quien te quiere mal te hará reír. ¿Entonces me está queriendo bien no? Si fuera verdad, demasiada gente me querría de verdad por todo lo que he llorado en noches como esta. Así que es mentira. Ya lo sabía yo.
Es que en serio, cogería y le soltaría todo lo que pienso joder, pero la puta sensación de que molesto no me deja. Eso, o el miedo de quedar mal. Mitad y mitad. Y razón tienes. Que hace una cría de 16 años queriendo con distancia de por medio, ¿acaso no sabes que la distancia nunca trae nada bueno? Deberías saberlo. Por lo menos ahora ya lo sabes, para la próxima. Si es que hay próxima.
A día de hoy no me arrepiento. Si pasó así, fue porque tenia que pasar. Y no había nada que hacer. Podría haber actuado de otra manera, pero supongo que la habría cagado como siempre. Es lo único que se hacer bien. Joderlo todo y desaparecer. Huir de los problemas. Nunca se me dieron bien los problemas, así que cuando veo el mínimo inicio de uno tiendo a huir. De ahí que luego todo salga mal. Pierdo a demasiadas personas. Personas que aparecieron y se fueron sin un por que. Pero una se acostumbra. Te acostumbras a quedarte en el olvido de algunas personas cuando ellas están en tu mente día si día también. Cuando su nombre está en todas partes, o cuando cualquier cosa te recuerda a el/ella. Aprendes a vivir con ello, créeme. No te queda otra. Solo mirar hacia delante. Ahora te toca a ti ser la fuerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario