sábado, 23 de mayo de 2015

Mi mitad perfecta

Jamás pensé que llegaría a conocer a alguien tan como yo. Alguien que me llenara tanto. Alguien que me hiciera tantísima falta. Por eso dicen que las cosas te encuentran cuando dejas de buscarlas. Así me encontraste tu, o te encontré yo. Justo en el momento que mas me hacia falta. Después de todo, necesitaba alguien que pusiera un parche en mi vida, para poder seguir con ella. Y así ha sido. Creo que no podía haber sido nadie mejor que tu. 
Nadie me entiende como tu. Solo tu sabes que hacer en cada momento. Sabes que discutir es lo mío, porque me encantan las reconciliaciones, sobre todo cuando te giras en la cama enfadado solo para que te abrace por detrás, y no niego que yo tampoco lo haga. Me encantan tus abrazos por detrás en la cama, con cosquillosas en el cuello incluidas por tu respiración. Te juro que en esos momentos pararía el tiempo, porque no hay mejor lugar donde estar que ese. 
Solo tu sabes lo pesada que puedo llegar a ser, que repito las cosas mil y una veces, aún así reaccionas como la primera. Sabes que me encantan las sorpresas, me encanta salir de clase en mis peores días y verte aparecer. 
Pero sobre todo, sabes como cuidarme. Como nunca nadie antes lo había hecho. Por eso quiero que no me faltes nunca, que yo no pienso hacerlo. 





sábado, 31 de enero de 2015

Volvemos.

 Como el asesino al lugar del crimen. Una y otra vez. Y esque no hay manera de encontrar estabilidad. Igual es que tampoco me he molestado en buscarla. Ya no se está tan mal aquí abajo, quitando cuando ves que a todo el mundo que está ahí arriba les va tan bien. Tan bien como a ti te gustaría. 
Por unas o por otras siempre acabo aquí. Quejándome de mis problemas, pero sin intención de arreglarlos. ¿Para qué?  ¿Para solucionarlos y que al tiempo vuelvan? No gracias. Prefiero quedarme aquí y ver como pasa, al fin y al cabo algún día tiene que cesar. Algún día tiene que cambiar todo ¿no? 

martes, 2 de septiembre de 2014

Ya nada tiene el mismo sentido que antes. No se. Pensaba que estaba bien, que todo iba mejorando poco a poco, pero hasta yo me estaba creyendo mis propias mentiras. Nada va bien. Cada vez se suman más y más cosas al montón, ese que cada vez me esta hundiendo más. Ese que no me deja apenas coger aire para sacar una de mis sonrisas.
Le echo de menos. Es verdad eso que dicen de 'no valoras lo que tienes hasta que lo pierdes'. Pero yo que se, mejor tarde que nunca. Y yo ya me he dado cuenta. Le echo muchísimo de menos. Le necesito tanto en las noches como esta. Necesito desahogarme. Poder contarle todo, que me riña porque lo estoy haciendo mal.
Últimamente esto no me estaba pasando, pero es que se me amontona tanto que ya no se que hacer con ello. No logro hacer nada bien. No logro pasar más de tres noches estando bien. No logro quitarme esa sensación de el puto nudo en la garganta que llega a doler.
No salgo del círculo.

sábado, 2 de agosto de 2014

Es... Es como andar con una venda en los ojos. No sabes donde estás, a donde vas. Solo sigues tu camino.
Es una prueba, o un aprendizaje que te enseña a mirar hacia atrás y no ver nada, absolutamente nada. Pero tu sientes que te falta algo, lo notas. Algo que siempre has tenido presente y que por motivos de peso y sin invitación para dejarle entrar de nuevo lo dejaste atrás.
Y es raro. Es muy raro empezar de cero con 17 años. Pero puede que por fin respires con normalidad, que dejes de fumar porque sólo fumabas en momentos en  los que sufrías y no encontrabas otra salida que un absurdo paquete de tabaco.
Puede que por fin abras los ojos y te des cuenta de quien realmente ha estado y está para ti. Quien nunca te ha fallado ni te fallará. Quien te va a cuidar siempre y que tu, o mejor dicho, yo no se cuidar. Pero eso no significa que no me importen, para nada. Puede que no sea la mejor persona demostrando, pero queriendo nadie me gana.
No sé. Últimamente todo se me escapa de las manos. Me gustaría poder llorar, decir lo que realmente siento, poder decir que no entiendo a nadie, o mejor, nadie me entiende a mi.
Nadie me escucha, no me desahogo como debería hacerlo.
Pero bueno, dicen que después de la tormenta siempre llega la calma ¿no? Yo estoy esperando la mía impaciente.

miércoles, 9 de julio de 2014

Ella me gusta porque lleva un ángel en la sonrisa y mil demonios en su cabeza.

De alguna manera he de sacar los demonios que llevo dentro. Y que mejor que por aquí. Igual me llega a leer alguien que de verdad me comprende. No se. No estoy pasando por los mejores momentos de mi vida.
Cuando todo parecía ir bien, mi vida tomó un giro inesperado. Y parece que nadie esté por la labor de darse cuenta. Nadie me entendería. O si, nunca lo sabré.
Puede que al fin y al cabo todo esto se solucione. Puede que solo sea un bache. Un pequeño bache que pretende ponerme a prueba, quiere ver si soy capaz de todo. Pero me estoy dando cuenta de que no, de que esto es demasiado para mi. Yo no puedo ser tan fuerte.
Y todo esto por lo de siempre. ¿Por qué se marchó? Decía quererme para siempre. Para siempre. Que gracioso. Un para siempre que no duró más de cuatro meses. Me lo tomé demasiado en serio, no debería ser así cuando todo el mundo está en contra de todo esto. En contra de él. ¿Y que pasa? Cada cual se mata a su manera, y yo elegí esta. Tal vez no sea mi mejor decisión, pero es la que he decidido tomar por ahora. Le quiero y no voy a dejar que esto termine así. Soy de tirar la toalla a la mínima, pero aquí me ves. Sigo al pie del cañón. ¿Por que? No lo se ni yo. ¿Pero y que? Somos adolescentes. Prefiero arriesgarlo todo que quedarme en el '¿que hubiera pasado si...?'. Ya está, no hay más. Así no se va a quedar. No pienso quedarme en el casi, me cansé de sufrir sin motivo. Si tengo que hacerlo será por que de verdad he luchado y no he ganado.
Si no arriesgas no pierdes, pero tampoco ganas.

martes, 3 de junio de 2014

Quererte me daba la vida, o eso creo.

Y así es como se acaba la historia, como siempre. Siempre tiene un final. ¿Mi mayor miedo? Verte marchar. Y acabaste haciéndolo, como todo. Aunque aún así sigues aquí, en mi cabeza. No sales ni un puto segundo. Me sigues allá donde vaya, haga lo que haga. A cada paso que doy, a cada bocanada de aire que cojo con fuerza. Y ni yo se el por qué. No se porque narices sigo dándole vueltas a todo esto. La verdad es que aveces me gustaría no necesitarte. No tener esa sensación de que si no hablo contigo no estoy haciendo bien. No tener tantas ganas de verte, de abrazarte. Porque lo creas o no, me mata pensar que tu no lo veas así, que no pienses lo mismo que yo. Me has aportado muchísimo, me has cuidado como nadie. Has hecho que mis días sean menos pesados al pensar que tengo tus buenos días y tus buenas noches día a día. Al saber que al llegar a casa alguien me está esperando para hablar.
Que nos unía mucho más de lo que nos separaba. Que había más pros que contras. ¿Y ahora? Creo que nos hemos ido dejando todo por el camino, el cariño, la confianza, el respeto... Espero recuperarlas pronto. Me gustaban todas esas cosas cosas en ti. Me gustaba pasar horas tumbada contigo en la cama, se me pasaba el tiempo volando. Cosa que siempre he odiado. Se me pasaba taaaan rápido el tiempo estando a tu lado, que cada domingo ya estaba deseando que llegara el próximo fin de semana para poder volver a verte. Llámame loca, pero es un quiero y no puedo. Un te persigo y te vas. 
Tal vez todo esto me está quedando demasiado grande, yo no contaba con esto. Yo contaba con quererte, quererte con la vida. Parecía suficiente. 

lunes, 28 de abril de 2014

'Voy a partirme el pecho para escribir esto, así que si quieres aprovecha y cuélate dentro...'

Es increíble, pero todavía me sigo metiendo en Skype desde aquella vez solo para ver si coincidimos. Pero nada. Aún recuerdo cuando solías preocuparte por mi.
No entiendo como han podido cambiar tanto las cosas. Han pasado ya ocho meses. Ocho meses después de prometernos que no perderíamos el contacto, pasara lo que pasara.
Y aquí me ves, escribiéndole a alguien que jamás me leerá. A alguien que ha rehecho su vida, y no me ha incluido en ella. A alguien con quién pasé los mejores momentos de mi vida, que quedaron en el olvido por lo que parece. ¿Tan fácil soy de olvidar? ¿Por qué? No he hecho nada malo como para que olvides todo así, de un día para otro.

Sigo pensando en ti. Sigo pensando en el último abrazo que nos dimos. En todas las promesas que hicimos, ¿para que? Para nada. Ahí está la prueba de que las promesas no valen una mierda.

Y es que apareciste de la nada, llevándote por delante todo lo que veían tus ojos azules.

¿Y que más puedo hacer? Pusiste patas arriba toda mi vida y aún estoy intentando reconstruirla.