sábado, 2 de agosto de 2014

Es... Es como andar con una venda en los ojos. No sabes donde estás, a donde vas. Solo sigues tu camino.
Es una prueba, o un aprendizaje que te enseña a mirar hacia atrás y no ver nada, absolutamente nada. Pero tu sientes que te falta algo, lo notas. Algo que siempre has tenido presente y que por motivos de peso y sin invitación para dejarle entrar de nuevo lo dejaste atrás.
Y es raro. Es muy raro empezar de cero con 17 años. Pero puede que por fin respires con normalidad, que dejes de fumar porque sólo fumabas en momentos en  los que sufrías y no encontrabas otra salida que un absurdo paquete de tabaco.
Puede que por fin abras los ojos y te des cuenta de quien realmente ha estado y está para ti. Quien nunca te ha fallado ni te fallará. Quien te va a cuidar siempre y que tu, o mejor dicho, yo no se cuidar. Pero eso no significa que no me importen, para nada. Puede que no sea la mejor persona demostrando, pero queriendo nadie me gana.
No sé. Últimamente todo se me escapa de las manos. Me gustaría poder llorar, decir lo que realmente siento, poder decir que no entiendo a nadie, o mejor, nadie me entiende a mi.
Nadie me escucha, no me desahogo como debería hacerlo.
Pero bueno, dicen que después de la tormenta siempre llega la calma ¿no? Yo estoy esperando la mía impaciente.