lunes, 28 de abril de 2014

'Voy a partirme el pecho para escribir esto, así que si quieres aprovecha y cuélate dentro...'

Es increíble, pero todavía me sigo metiendo en Skype desde aquella vez solo para ver si coincidimos. Pero nada. Aún recuerdo cuando solías preocuparte por mi.
No entiendo como han podido cambiar tanto las cosas. Han pasado ya ocho meses. Ocho meses después de prometernos que no perderíamos el contacto, pasara lo que pasara.
Y aquí me ves, escribiéndole a alguien que jamás me leerá. A alguien que ha rehecho su vida, y no me ha incluido en ella. A alguien con quién pasé los mejores momentos de mi vida, que quedaron en el olvido por lo que parece. ¿Tan fácil soy de olvidar? ¿Por qué? No he hecho nada malo como para que olvides todo así, de un día para otro.

Sigo pensando en ti. Sigo pensando en el último abrazo que nos dimos. En todas las promesas que hicimos, ¿para que? Para nada. Ahí está la prueba de que las promesas no valen una mierda.

Y es que apareciste de la nada, llevándote por delante todo lo que veían tus ojos azules.

¿Y que más puedo hacer? Pusiste patas arriba toda mi vida y aún estoy intentando reconstruirla.